Comentarios y Análisis de Política

jueves, 19 de enero de 2012

Fraga:”Yo le puedo silenciar”

No le guardo rencor, a Fraga, aunque podría. Le traté, no mucho, pero lo suficiente para pasar de ‘víctima’ a tener una ‘buena relación’. Tampoco él era dado al rencor, en el fondo era un hombre bueno y honesto. Podía atropellarte, en uno de sus arranques autoritarios, y al mismo tiempo apreciarte, como me confesó hace años, respecto a mi persona, el actual ministro del Interior Jorge Fernández, por ejemplo.
Recuerdo bien, el día que me llamó con urgencia a su despacho, en Madrid, su: “Espina, yo le puedo silenciar”; se me escapó, sin malicia, “Usted es ministro”. El encuentro, de pié, sin mirarme a los ojos ni darme la mano, casi no dic más de sí. ¿Por qué aquella tensión?. Por un comentario mío, de apenas quince líneas, sobre la cantante Salomé. Por lo visto, ´-después lo contó Giménez Quilez, su director general de Prensa-, el tema se lo habían echado en cara a Fraga, en el Consejo de Ministros.
Era un tema aparentemente inofensivo, pero que tenía entonces su carga. Fue memorable la canción catalana “Se’n va anar” (‘Se fue’) de Salomé, ganadora en Eurovision. Un tiempo después, la cantante decidió, como tantos otros artistas, pasarse el castellano. Y cantó el “Se’n va anar” en castellano. No me gustó la versión, perdía su fuerza y encanto original. Y lo escribí así claramente, apuntando que con el cambio de idioma Salomé “se’n va anar”, se fue de donde le correspondía estar, es decir, que se había pasado de bando. Cayó como una bomba en el Gobierno y Fraga se vio obligado a llamarme a capitulo. Y lo hizo con esta bronca.
Pasado un tiempo, harto por lo visto de mis comentarios críticos en El Correo Catalán, llamó a la empresa y al director, y en la conversación les soltó que “hay que desespinizar el Correo Catalám”, frase que entonces se hizo bastante famosa. Hay que decir que ni la empresa y menos el director Andreu Roselló, estuvieron por la labor. Me recomendaron callarme una temporada e irme fuera, me fui a París, para que escampara la tormenta ministerial. Al regresar, poco a poco, fui volviendo a las andadas.
En un segundo encuentro con Fraga, la cosa transcurrió más amable. Con su hablar rápido y atropellado, en un momento se le escapó “yo no tengo fondos de reptiles”, cosa que en aquel momento no comprendí. Al contarlo al director Andreu Roselló al .llegar a la redacción, me di cuenta de la intencionalidad de la expresión. Me hirió profundamente que hubiera pensado o insinuado que de haber dispuesto de este tipo de “fondos” tal vez hubiese podido ‘comprar” mi silencio. Fue muy desagradable. Como Roselló me conocía, me dijo que no le diera importancia. Fraga no tenía “fondos de reptiles”, pero la verdad es que apuntó que podría ofrecerme algún cargo importante en Televisión. En carta personal le contesté que eso sería incompatible con mi profesión.

Desde entonces, noté una especial atención de Fraga, invitándome, directa o indirectamente, a ciertas reuniones más o menos reservadas en domicilios particulares o en discretos restaurantes. Esto ocurrió de una manera especial durante su estancia como embajador en Londres, en donde desarrollaba una actividad política muy frenética de cara a preparar el futuro político de España. Y desde Londres venía con frecuencia a Cataluña, manteniendo muchos y significativos contactos con personalidades catalanas. En varias de ellas coincidimos con Jordi Pujol, que solía mostrar una actitud bastante reservada.

También coincidimos con Andreu Abelló, Domingo Valls Taberner, Josep M. Vilaseca Marcet, Nicolau Casaus, Josep Prats Ballester, Fracisco de Villavicéncio, Simeó Miquel, Eduard Moreno, Anicet Pausas, Joan Grijabo, Josep M. Belloch, Josep M. Arana, Eduardo Tarragona, Pere Arderiu, Josep M. Vives, Manuel Milián, Carles Sentís, y otros. Fué memorable el encuentro “Trobada del Lluçanès” (abril 1972) en la finca Puig Rafegut, del mecenas de esta y alguna otra reunión, Josep M. Santacreu, pronto van a cumplirse cuarenta años. En ellas, en que se hablaba de la situación política del momento y del futuro, Fraga solía ser el principal centro de atención. Y su actitud era muy receptiva y dialogante. Era otro Fraga.Ya no intentaba silenciar a nadie...

Cuando fue elegido por clara mayoría absoluta presidente de la Junta de Galicia, le mandé unas líneas de felicitación, subrayando, de pasada, su meritorio gesto de someterse a las nuevas reglas democráticas. Me contestó amable y contundente: “Espina, dejemos el pasado y miremos el futuro”, Descanse en paz y silencio..

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